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Por el derecho a leer y escribir

Por el derecho a leer y escribir

La implementación del programa “Dale!” logró que más del 80 % de niños de contextos vulnerables  pudiesen aprender a leer y escribir en tres meses. 

Muchas veces escuchamos que hay problemas o dificultades para leer y escribir, que hay poca comprensión de textos o que los niños no leen… pero ¿Qué podemos hacer? En la siguiente nota junto a la docente e investigadora argentina Beatriz Diuk, conoceremos la propuesta: “Dale!”,  basada en el Derecho de aprender a leer y escribir.  

¿Cuál es el espíritu de “Dale!”?

¿Cuáles son las variables en las dificultades de lectoescritura?

¿Qué es “Dale!” y cómo surge? Es el resultado de años de investigación y exploración en el campo de la alfabetización inicial y la psicolingüística.  Surge en el año 2007,  a partir de la necesidad de que la escuela pueda contar con más herramientas para que todos los niños puedan acceder al derecho de aprender a leer y escribir. “Yo nunca vi a un chico que no quisiera aprender a leer y a escribir. Jamás. He visto chicos frustrados o enojados pero nunca chicos que no quisieran aprender. Por eso, la meta es que más allá del contexto, los niños puedan contar con el acceso a la lectura y escritura; es su derecho.”,  afirmó Beatriz Diuk. 

“Enseñar a leer y escribir es una responsabilidad de la escuela”. 

¿Cómo se implementa “Dale!”?

¿Cuál es el método o enfoque desde el cuál se piensa “Dale!”?

¿Cuál es el objetivo de “Dale!”?

El objetivo es acercar recursos que ayudan a  sistematizar el proceso de lectura y escritura a partir de la escucha, de la mirada, de lo que cada niño sabe por el contexto en el cual vive y sus experiencias cotidianas. Para ello se combina una serie de actividades organizadas por niveles en tres cuadernillos, además de la importante figura del adulto que acompaña emocional y formativamente el proceso. E incluso Dale! tiene su propio videojuego con el cual los niños aprenden jugando, desde la práctica sistemática. 

“No saber leer y escribir es como quedarse afuera de algo.” 

¿Y cuál es la particularidad o cómo se  implementa  “Dale!”?  Lo primero que se hace es un diagnóstico. Esto es fundamental porque en “Dale!” Hay tres niveles de acompañamiento según las necesidades. Entonces lo primero es saber en qué nivel se encuentra el niño: ¿Lee? ¿Escribe algunas palabras? ¿Reconoce las letras? ¿Sabe escribir su nombre? Una vez que conocemos el punto de partida, el adulto tutor que lo acompaña en las sesiones semanales de 20 minutos, cuenta con un cuadernillo de actividades que le permite  ejercitar, registrar y sistematizar  los avances.  Un elemento clave en este proceso es la conversación. Antes de cada encuentro es muy valioso poder establecer un diálogo, escuchar al niño, lo que cuenta, lo que sabe o le interesa de su día a día. Eso ayuda a que su participación sea más activa en el proceso de aprendizaje. 

¿Cuáles son los resultados que han obtenido?

A lo largo de estos años hemos registrado resultados cualitativos relacionados a los cambios que se producen en los niños que recuperan su autoestima, la confianza y el sentido de estar en la escuela.  Maestros y padres refieren el impacto educativo y emocional que implica poder aprender a leer y escribir diversos textos. En lo cuantitativo, el 80 % de los  niños que aprendió a leer y escribir con “Dale!” en tres meses. 

¿Se puede aprender a leer y escribir con videojuegos?

Sí. El contexto actual ha transformado la forma de leer y escribir y lo que la escuela debe hacer es incorporar estos modos, recursos o estrategias que ofrecen las nuevas tecnologías para que los niños tengan acceso a la educación. La respuesta a las dificultades de aprendizaje tiene que ver con mejores estrategias intraescolares de enseñanza y acompañamiento. La escuela tiene que hacer uso de todo lo que tiene para ayudar a estos niños a leer y escribir. Si hay algo que la tecnología no reemplaza es ese adulto que acompaña, que ayuda a comprender. Por lo tanto, incluso un videojuego puede y de hecho ayuda mucho por su carácter lúdico y por la sistematicidad pero el lugar del adulto que acompaña sigue siendo fundamental para que el niño aprenda a leer y escribir. 

“Nunca he conocido chicos que no quieran aprender a leer y escribir.”

¿Cómo podemos leer y escribir mejor en un contexto hipermediado por la tecnología?

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