En el conversatorio “Aprender Matemáticas sin Ansiedad” del 7mo Congreso Internacional de Flipped Learning, Sandra Torresi nos invitó a repensar la enseñanza de matemáticas en el aula y compartió su visión sobre cómo reducir el estrés y construir confianza en los estudiantes. La propuesta radica en tres pilares fundamentales: - el conocimiento y experiencia del docente en la materia, - el reconocimiento de las necesidades emocionales y cognitivas de los estudiantes, - y el uso de metodologías respaldadas por evidencia.
La ansiedad matemática, explicó Torresi, es una respuesta emocional negativa, una fuerte tensión que bloquea el aprendizaje y que puede llegar a manifestarse físicamente con síntomas como sudoración, dolor abdominal y taquicardias. Esta ansiedad genera rechazo y crea una percepción que limita a los estudiantes. Por lo tanto, no del temor ante la idea de que "no somos buenos en matemáticas". Por eso, Torresi enfatiza en estrategias que refuercen el autoconcepto- tanto desde la escuela como la familia- para desmitificar que "sólo algunos pueden aprender matemática".
Según Torresi, la alfabetización o competencia matemática va más allá de resolver operaciones básicas. Consiste en desarrollar la capacidad de interpretar datos, comprender magnitudes, aplicar el pensamiento lógico y el lenguaje matemático en contextos reales; entre otros. Este enfoque pretende que los estudiantes comprendan los conocimientos matemáticos en relación con lo cotidiano. A través de las encuestas, la mayoría de los docentes conectados sincrónicamente coincidieron en lo motivadora que es esta visión de enseñar matemática de forma contextualizada y práctica. Ésto reduce la ansiedad y genera una relación más positiva con la materia.
Torresi sugirió que, cuando la matemática se torna complicada, los docentes deben integrar aspectos afectivos (relacionados con las emociones y la autoconfianza), además de cognitivos generales (como la memoria y la percepción) y específicos de la matemática (como la comprensión de las operaciones). Se trata de brindar un propósito claro para cada concepto y oportunidad de práctica guiada. Este enfoque ayuda a que los estudiantes comprendan no sólo el “qué” sino el “para qué” de cada aprendizaje.
Las herramientas digitales como aplicaciones y plataformas ofrecen la posibilidad de practicar a su propio ritmo y en privado. Es una manera de reducir la presión social. Los docentes asistentes consideraron este recurso como una ventaja, especialmente para aquellos estudiantes que enfrentan ansiedad severa o dificultades como la discalculia. Torresi resaltó el papel de la tecnología en la creación de un entorno de aprendizaje seguro.
Pensar en una enseñanza matemática que logre el equilibrio entre conocimientos disciplinarios, necesidades de los estudiantes y prácticas pedagógicas efectivas es fundamental. Para Torresi, un enfoque interdisciplinario y práctico basado en evidencia permite que los docentes adapten sus estrategias y trabajen tanto en el ámbito afectivo como académico. Entre las metodologías recomendadas destacó la enseñanza explícita, ir de lo más simple a lo más complejo, y la retroalimentación positiva. Éstas ayudan a que los estudiantes se sientan seguros en su aprendizaje.
Tras el conversatorio, alrededor de 6000 docentes participantes expresaron su deseo de construir un ambiente de aprendizaje que no solo valore el logro académico, sino también el bienestar emocional de los estudiantes. En general, manifestaron preocupación por el desinterés de muchos jóvenes y el aumento de la ansiedad matemática, así como la falta de recursos adecuados para hacer que el aprendizaje sea significativo. Además, les inquieta encontrar formas de involucrar a las familias y aplicar evaluaciones que no generen tensión, por lo que valoran altamente la claridad y pertinencia de las propuestas compartidas en este congreso.
Sandra Torresi cerró su exposición con un llamado a cambiar la narrativa de las matemáticas, viéndolas como una habilidad adaptativa esencial para la vida, no sólo como un conjunto de reglas abstractas. Para superar la ansiedad, necesitamos un enfoque que considere los aspectos cognitivos, afectivos y prácticos de la enseñanza. Crear un ambiente de aprendizaje motivador y seguro ayudará a los estudiantes a fortalecer su confianza y a ver la matemática como una herramienta para afrontar desafíos y descubrir su propio potencial.
Los docentes tienen una oportunidad única de transformar el aula en un espacio donde todos los estudiantes puedan superar sus temores, aprender con entusiasmo y prepararse para el futuro. Te invitamos a que vuelvas a escuchar el conversatorio completo en el siguiente enlace: Aprender matemática sin ansiedad - Sandra Torresi
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El equipo de PlataformaGuacurarí+
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